¿Está en tu lista de propósitos del 2017 dejar de fumar? Probablemente si es así, ya te hayas dado cuenta de lo perjudicial que el tabaco puede resultar para tu salud en general, pero además, hoy queremos contarte cómo afecta a tu piel en concreto. ¡Seguro que cuando leas este post estarás más que decidida a cumplir tu propósito! Muy atenta:
- Cabello sufridor: La nicotina es uno de los peores enemigos del cabello porque, aunque no lo creas, fumar afecta a tu pelo directamente. Y es que los agentes químicos que incluyen los cigarrillos, impiden que el cabello se nutra del oxígeno que necesita para mantenerse hidratado, suave y con brillo. Fumar, además, favorece su caída, porque el tabaco afecta a la fuerza del cuero cabelludo y los capilares y también influye directamente en las hormonas de las mujeres, provocando, además, la aparición prematura de canas.
- Tus ojos también sufren: El tabaco está relacionado con numerosas afecciones oculares. De hecho, según varios estudios, los fumadores tienen el doble de posibilidades de tener degeneración macular que una persona que no fuma, y entre dos y tres veces más probabilidad de sufrir cataratas. Esto se debe a la acción que los agentes tóxicos del humo, llevan a cabo en los ojos. Además, los pulmones también libera estos agentes, que pasan a los ojos a través del riego sanguíneo.
- Piel envejecida: El tabaco impide que la piel se oxigene y esto influye directamente en su elasticidad, su firmeza y su tono. Los químicos de los cigarrillos, hacen que la piel pierda luminosidad y su tono se vuelva cetrino, apagado y sin vida. También contribuyen a la aparición de las antiestéticas manchas.
- Peor circulación: El tabaco afecta a tu organismo en todos los niveles. Asfixia los glóbulos rojos de tu sangre que se encargan de transportar oxígeno y nutrientes e impide la correcta circulación, favoreciendo la aparición de varices, la sensación de piernas cansadas o la llegada de ojeras o bolsas bajo los ojos.
- Temidas arrugas: Aunque para ti ya es algo automático, el gesto que adopta tu cara cuando fumas, contribuye, en cada calada que le das al cigarrillo, a que aparezcan arrugas. Sobre todo en la zona de los ojos (que entrecierras como un reflejo para evitar el humo) y en el contorno de los labios, debido a la postura de tu boca al fumar (similar a cuando bebes en pajita), ¿el resultado? La aparición, mucho más acelerada, del temido “código de barras”. Además, la nicotina y otros agentes del tabaco influyen en el aspecto de tus labios, que también sufren, porque se secan y decoloran con mucha más facilidad.
Fuente: imaginebox.drv.es
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