El maquillaje es considerado entre mujeres un “must” para vernos mucho más lindas. No es opción los kilos y kilos de plastas en nuestra piel para esconder un problema generando a mediano plazo grandes imperfecciones que no lograrán cubrirse lo suficiente y con esto aumentaremos la cantidad de maquillaje por no dejarlo sanar.
El maquillaje estropea nuestra piel al ser un componente externo a nuestro rostro causando algunas reacciones. Si el maquillaje está fabricado con ingredientes naturales, puede existir mejoría pero sigue siendo punto y aparte de nuestro rostro al colocar productos cosméticos que alteran la función de la piel, la cual fue diseñada para la sudoración y protección frente a las agresiones externas.
El maquillaje es tan amado por las mujeres que nos olvidamos de sus efectos dañinos y que aunque logre acentuarnos nuestras facciones con efectos de sombras y colores, estilizando nuestro rosto y así lucir más bellas, no olvidemos que es un arma de doble filo pues funciona como nuestro aliado y también como nuestro enemigo, así que jamás hay que olvidar que después de llegar a casa lo primero que debemos hacer retirar el exceso para no lastimar nuestra piel con irritaciones o alergias que consiguen la aparición de granitos, llamada como acné cosmético, además el maquillaje nos reseca la piel, dando una textura opaca y acelera la aparición de arrugas.
El acné se genera por una reacción de la piel frente a sustancias comedogénicas presentes en el maquillaje, creando tapones dentro de las glándulas sebáceas que al dejarla toda la noche impide que la piel respire, y por ende se contamina.
Los granitos no es el único mal, también aparecen puntos negros dando un aspecto más avejentado a la piel.
El uso continuo del maquillaje puede ocasionar dermatitis irritativa o de contacto, por lo que al no lavarnos la cara, aumenta la sensibilización o alergias; así como el rímel y el delineador de ojos nos puede generar conjuntivitis.
Sabemos que el uso de maquillaje nos empodera, haciéndonos sentir mucho mejor, por lo que jamás dejaremos de utilizarlo, pero si queremos tener una piel sana y tersa, es necesario realizar algunos rituales al final del día y aprender a no abusar de su uso.
No todas las pieles son iguales, y tienden a reaccionar de diferentes maneras a múltiples productos, hay dermis reactiva con tendencia a acné, rosácea o dermatitis seborreica.
El acné y la rosácea se debe a que el poro está obstruido y al aplicar maquillaje empeoramos la situación, al repetir constantemente este suceso aumentamos las imperfecciones que tenemos, por lo que utilizamos mayor cantidad de maquillaje, ocasionando mayor obstrucción y aumento de este defecto. Es recomendable evitar el maquillaje por lo menos hasta que esté controlado este padecimiento de base para la regeneración de piel.
Si nuestra piel es sana, podemos utilizar una base de maquillaje no comedogénica y libre de aceites para que ésta pueda aguantarla, aunque depende de la reactividad de nuestra piel y su tolerancia.
Utilicemos la menor cantidad de horas estos productos expuestos a nuestra piel para dejarla descansar. Expertos en el cuidado de la piel nos recomiendan lavar el rostro al llegar a casa para dejarla respirar utilizando una doble limpieza:
1- A un algodón agregarle agua micelar para limpiar el exceso de maquillaje.
2- Lavar la cara con gel limpiador sobre todo si la piel es grasa.
Los geles limpiadores que se deben utilizar son libres de detergentes para conservar mejor el film hidrolipídico de la piel (mezcla de sebo y sudor que recubre la parte exterior de la epidermis) y de esta manera devolverle el estado natural la cual corresponde a una piel equilibrada.
El maquillaje no es una obligación, son estereotipos impuestos por la sociedad, podemos ayudarle a nuestra piel verse hermosa con otro tipo de rutinas y hábitos sin ser nocivos para el cuidado de nuestra dermis.
