La natación procura un sinfín de ventajas físicas y psicológicas, pero por desgracia el agua de la piscina no es particularmente terapéutica para tu piel ni para tu pelo. La exposición frecuente al cloro y otros productos químicos presentes en el agua pueden secar e irritar la piel y dejar el cabello quebradizo y descolorido.
1. Dúchate antes de entrar en la piscina. La mayor parte de los clubes lo exigen, pero no pases corriendo por debajo del chorro en dos segundos. Si las células de la piel y los tallos filosos están bien hidratados antes de meterte en el agua, absorben menos cloro.
2. Mima tu pelo. Trátalo con aceite de coco antes de entrar en la piscina (puedes aprovechar el momento de la ducha). Así hidratas el cabello y además lo aíslas del cloro, que puede dar un tono verdoso al pelo rubio o coloreado cuando se oxida.
3. Usa un gorro de natación de silicona (echa un vistazo aquí). Aunque no existen los gorros de natación completamente aislantes, el de silicona te mantendrá el pelo más seco que los de neopreno o licra, si eliges uno que ajuste bien. De esa forma minimizas los daños que pueda producir el cloro.
4. Cuida la hidratación. Mantén las células de la piel hidratadas desde dentro dejando una botella de agua a mano y bebiendo de vez en cuando durante la sesión, además de antes y después.
5. Usa gel y champú que neutralicen el cloro. Después de nadar, dúchate concienzudamente para eliminar el cloro (emplea como mínimo unos cuantos minutos). Hay una gran variedad de productos formulados específicamente para nadadores, así que pruébalos y descubre cuál te va mejor. Después aplica un acondicionador.
6. Hidrata. Cuando termines la ducha ponte una buena capa de loción hidratante. Elige una que lleve antioxidantes, como las vitaminas C y E.
Puede que debas experimentar con varios productos, sobre todo si eres de piel sensible, pero si incorporas estos pasos a tu rutina tendrás una piel y un cabello sanos independientemente de la frecuencia con que vayas a nadar.
Fuente: arenawaterinstinct.com