Hemos reflexionado sobre cómo debemos cuidarnos del frio para que este no nos afecte. Por eso te ofrecemos nuestro decálogo para proteger la piel del frío.
¿Cómo afecta el frío a la piel?
El frío es un factor climático que puede afectar al ADN celular de la piel, al generar una mayor fragilidad capilar que produce que la piel esté más apagada y menos elástica. Afecta también a la capa superficial (córnea) que pierde el agua que contiene y en consecuencia se agrieta y descama. Además, retrasa el ciclo de la renovación celular y aumenta la sensibilidad de la piel, empeorando las pieles con rosácea, dermatitis, etc.
El viento y la calefacción también aumentan la sensación de piel seca e irritada, que se percibe en mayor medida en la zona de los labios, el lateral de la nariz y las manos. Por ello, es recomendable hidratar muy bien la piel, utilizando productos con texturas ricas, activos calmantes, regeneradores, protectores y antiinflamatorios.
¡Y otra cosa importante! Recuerda que la protección solar también es necesaria en invierno, no solo si vas a la montaña.
Decálogo para «abrigar la piel»
Toma nota de los 10 consejos para proteger tu piel durante el invierno. Seguro que conoces la mayoría, pero no está de más refrescarlos y tenerlos a mano, ahora que nos toca ponerlos en práctica.
- No hay que olvidar el uso del filtro solar en invierno.
- Utilizar cosmética formulada con los siguientes activos por sus propiedades reparadoras, protectoras y regeneradoras: aceites naturales vegetales, Vitaminas B3 y B5, Teprenona y Vitamina K2.
- Los hábitos alimenticios y el estilo de vida también influyen en la condición de la piel, por ello, es importante una ayuda micronutricional con suplementos tipo: aceite de onagra, zinc y Omega 3.
- Beber entre 1.5 y 2 litros de líquido al día.
- Las calefacciones no son beneficiosas para la piel. Por ello es aconsejable utilizar humidificadores ambientales en casa.
- Se aconseja realizar duchas (no baños) tibias y cortas. Además, es recomendable utilizar aceites de baño, jabones Syndet o “soap free”.
- En las duchas, mejor no emplear esponjas ni frotar la piel. Y después, secarse con toques (no frotando la piel) con toallas de algodón.
- Es imprescindible utilizar crema hidratante a diario, después de la ducha, para evitar la sequedad (incluso, 2 veces al día).
- Después de hacer deporte es importante ducharse rápido, para evitar que el sudor reseque más la piel.
Emplear tejidos que no irriten la piel (algodón y/o lino) más que otros que puedan irritarla (lanas y/o poliéster).